¡Qué le vamos a hacer! Lo del color pardo de la gata y el caliente del zinc le quita glamour al título original de la magnífica película dirigida por Richard Brooks y protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman. Por supuesto, ni que decir tiene que yo no me parezco ni chispa a su protagonista femenina. Pero hay días que me siento la protagonista indiscutible de una versión pseudo-cutre y a la española. Y es que ser mujer hoy en día, es muy difícil y sobre todo muy cansao (así sin ‘d’ para enfatizar más).
La gata parda es una especie aún por identificar por la ciencia pero con la que curiosamente nos identificamos muchas, y por qué no admitirlo, también muchos. La gata parda (te puedes imaginar la explicación con la voz de Félix Rodríguez de la Fuente) es un ejemplar cada vez más numeroso que habita en las urbes, cuanto más grandes y estresantes mejor. El color indica ya no que el pedigree brilla por su ausencia, que todo puede ser, sino el estado de sí misma: pardo, pardo...
Si de pronto un día te encuentras con una ‘superwoman’, ¡pero de las de verdad! y te fijas en la sombra que proyecta en el suelo quizá veas a una gata ‘espeluchá’ con las patitas posadas sobre un tejado de zinc caliente. Y es verdad, hay días que te sientes así, la sombra de ti misma; la gata sobre el tejado de zinc abrasada y aguantando, con un vértigo que te impide respirar, más sola que la una y con el resto de la manada con los pies en el suelo y maullando. La solución: no seas tonta baja en cuanto puedas del tejado que tienes muchas cosas que hacer!!!
Claro que hay que ser optimistas siempre podría ser peor: La gata parda sobre el tejado de zinc caliente y lloviendo a mares.