Nunca ninguna aceituna pensó que llegaría a ser tan importante para la autoestima de nadie (lógico porque las aceitunas no piensan...) como lo fue aquella que me comí la noche del 7 de mayo. Ahí queda eso!!
Es cierto que la necesidad agudiza el ingenio y yo después de mi operación dental, estaba muy necesitada. Casi un mes sin comer bocadillos, frutos secos, filetes, patatas fritas, manzanas y un largo etc de alimentos 'potencialmente' peligrosos para mi 'piñata'. Pero hay algo que echaba de menos por encima de todas las cosas (de comer): las aceitunas. Lo sé, las aceitunas son cero gourmet, pero es que me encantan. Una copita de vino tinto, unas aceitunas buenas y soy feliz.
El problema: el hueso de la aceituna no es compatible con mi post operatorio. ¡Ohhhh!!!! Pero: abro la boca, introduzco la aceituna por un lateral, mastico suavemente (tampoco podría de otra forma, claro) y con la lengua empujo el hueso hacia el exterior. Conseguido: hueso fuera y piñata intacta. Y que bien le sienta a mis magulladas fauces el saber que aún pueden ¡¡¡Es que la que que nace lista!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario