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jueves, 19 de febrero de 2015

VIDAS AJENAS


De pronto, te das cuenta. No eres tú. Ya no. Apenas puedes reconocerte. Unos ojos, hasta ahora extraños, te devuelven un reflejo distinto de ti. Te miras. Te tocas. Lames la piel que un día fue tan tuya, tan suya. Intentas recordar el olor, aquel olor, el tuyo, el suyo. No eres tú. Ya no. Te desnudas frente al espejo. Sonríes. Acaricias la piel, el cuerpo, el pelo… Te detienes en el cuello, en ese que un día fue tan tuyo, tan suyo. Se te eriza la piel, esa que ya no es la tuya. Te metes un dedo en la boca. No sabe a ti. Intentas recordar el sabor, aquel que era tan tuyo. No eres tú.



De pronto, te das cuenta. Sí eres tú. Lo eres más que nunca. Quizá hayas vivido demasiadas vidas ajenas.  Tal vez, aquellos otros ojos nunca te devolvieron un reflejo tan cierto, el tuyo y no el suyo. Vuelves a mirarte, a tocarte, a lamerte, a olerte. Cierras los ojos. Eres tú.

jueves, 28 de agosto de 2014

NO es NO


Dicen que saber decir NO es propio de la madurez. Yo creo que lo es más el saber aceptar un NO sin que pasa nada. Cero dramas. NO es no. NO, no significa: estoy confundida, tampoco que necesito un tiempo, ni que esté hormonalmente inestable, ni dolida, ni loca, ni pedo, ni gilipollas, ni egoísta… Aceptar un NO, no es moco de pavo –ni de pava-. La mayoría de los NO que se pronuncian se basan en la experiencia, en sentimientos, en hechos concretos, algunas veces son fruto del miedo –claro que sí-. Puñetero monosílabo que se enfrenta a egos descomunales!!
 
Intento practicar la asertividad tanto como me dejan. Porque aunque, NO es no, hay personas que no terminan de entenderlo. Hay momentos en la vida que uno no tiene demasiadas opciones, sólo queda seguir y tragar monosílabos a tutiplén. Pero hay otros en los que decides qué quieres hacer y qué no y sobre todo a quién quieres en tu vida y a quién no. Y no debería pasar nada. NO es no. No le demos más vueltas.
 

miércoles, 9 de julio de 2014

Las mujeres de mi generación: hermosamente reales


Hace más de diez años Santiago Gamboa escribió el siguiente artículo que hoy sigue tan vigente como entonces y a mi parecer aplicable, a toda mujer madura, independientemente de la edad... Aquí os lo dejo:
 
Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.
 
Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa... Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como una ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante.
 
¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación! Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan... Herederas de la "revolución sexual" de la década del 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción. Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando este, trágicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja, esa forma de convivencia que tanto se critica pero que, con el tiempo resulta ser la única posible, o la mejor, al menos en este mundo y en esta vida.
 
Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéteres de lana y perdieron su parecido con María, la Virgen, en una noche loca de viernes o de sábado después de bailar. Se vistieron de luto por la muerte de Julio Cortázar, hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo, bebieron ron cubano y aprendieron de memoria las canciones de Juan y de Pablo. Adoraban la libertad, algo que hoy les inculcan a sus hijos, lo que nos hace prever tiempos mejores, y, sobre todo, juraron amarnos para toda la vida, algo que sin duda hicieron y que hoy siguen haciendo en su hermosa y seductora madurez. Supieron ser, a pesar de su belleza, reinas bien educadas, poco caprichosas o egoístas, diosas con sangre humana. El tipo de mujer que, cuando le abren la puerta del carro para que suba, se inclina sobre el asiento y, a su vez, abre la de su pareja desde adentro.
 
La que recibe a un amigo que sufre a las cuatro de la mañana, aunque sea su ex novio, porque son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan, pues su sangre no es tan helada como para no escucharnos en esa necesaria y salvadora última noche en la que están dispuestas a servirnos el octavo whisky y a poner, por sexta vez, esa melodía de Santana. Por eso, para los que nacimos entre las décadas del 40, 50 y 60, el día de la mujer es, en realidad, todos los días del año, cada uno de los días con sus noches y sus amaneceres, que son más bellos, como dice el bolero, "cuando estás tú"... ¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación! Y si es más de 45... a medida que avanzo en edad, valoro las mujeres que tienen más de cuarenta y cinco, más que a cualquiera.
 
Aquí hay algunas razones de por qué. Una mujer de más de 45 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte "¿Qué estás pensando?"
 
No le interesa lo que estás pensando. Si una mujer de más de 45 no quiere mirar un partido de football ella no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer de más de 45 se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere, son muy pocas las mujeres de más de 45 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hace. Una mujer de más de 45 ya tiene cubierta su cuota de "relaciones importantes" y "compromisos". Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
 
Las mujeres de más de 45 están dignificadas. Es muy raro que entren en una competencia de gritos en el medio de la ópera o en el medio de un restaurante caro. Por supuesto que si piensan que te lo mereces no van a dudar en dispararte un tiro. Las mujeres de más de 45 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Las mujeres de más de 45 tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Una mujer más joven puede llegar a ignorar hasta a su mejor amiga.
 
Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que sienten sobre ti. Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 45 y por múltiples razones. Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 45, inteligente, bien vestida, sexy, hay un hombre de más de 50... pelado, gordo, barrigón y con pantalones arrugados haciéndose el gracioso con una chica de 20 años.
 
 Señoras, les pido perdón por ello...

 

jueves, 26 de diciembre de 2013

Vivre avec passion


Quizá sea cierto. Quizá el idioma de la pasión sea el francés. Peut-être que oui. No, no he aprendido ningún idioma este año, pero otras muchas cosas sí. Porque hay veces que  podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. C'est la vie...
 
Si cierro los ojos y respiro hondo, sólo deseo:
 
Mandar a paseo los malos rollos y elegir siempre el lado bueno de la vida. Arriesgar sin llegar a chamuscarme o tal vez, sí. No quedarme nunca más con las ganas, con ese vacío que devora por dentro. Dejarme llevar, como el viento porque al final siempre hay algún sitio sorprendente para aterrizar, ahora lo sé. Aterrizar en tierra desconocida y bailar como si nadie te estuviera viendo. Reír, soñar, disfrutar y amar, como si nunca te hubieran herido, como si nunca hubieras estado más muerta que viva. Porque siempre hay tiempo de volver a empezar y 2014 es tan buen año como cualquier otro. Eso seguro.
 
El éxito de 2014 será atreverse. Respira hondo y déjate llevar.
 
 
 
 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Quién te hubiera dicho!!


¿Recuerdas cómo era tu vida hace 10 años ó 5?
¿Te hubieras podido imaginar las cosas que te han pasado?
¿Cuántas vueltas ha dado la vida?
¿Y las que has dado tú?


¿Te acuerdas de cuando eras mucho, pero que mucho más joven y te imaginabas de mayor?
 
Quién te hubiera dicho…

viernes, 18 de octubre de 2013

Intocables


Dice el escritor Chuck Palahniuk: “Nunca sabes cuan fuerte eres hasta que ser fuerte es la única elección que tienes. Y cuando esto sucede, eres intocable”. Cierto, muy cierto. Lo que pasa es que en la vida hay más de un momento en el cual tienes que sacar fuerzas de no sé muy bien dónde. Y las sacas, vaya si las sacas, y quizá al menos por unos instantes, eres intocable. Porque hay pocas sensaciones tan gratificantes y tan plenas como el sentirse que has podido, aunque tal vez no hayas vencido. Lo que no te mata te hace más fuerte, más precavido e infinitamente más sabio.
 
 
Por cierto, si todavía no la habéis visto os recomiendo la película francesa Intocable dirigida por Olivier Nakache y Éric Toledano. Maravillosa.

martes, 24 de septiembre de 2013

Donde el corazón te lleve


Porque hay lugares a los que nunca se llegará sólo con la razón. Porque el corazón tiene razones que la razón no entiende. Porque el corazón es el motor de la vida. Porque lo que hoy siente tu corazón, quizá mañana lo entenderá tu cabeza. Porque no se ama verdaderamente sino cuando se ama sin razón. Porque un corazón roto, siempre, tiene la capacidad de regenerarse. Porque sin corazón nos volvemos serés despiadados. Porque hay veces que de corazón preferirías no tener razón.
 
Por eso y por mil cosas más, quizá, deberíamos ir más a menudo donde el corazón nos lleve.

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Olvidar y perdonar?


Nunca he sabido muy bien la diferencia entre perdonar y olvidar. Quizá porque no soy una persona rencorosa. Quizá porque hasta ahora ni tan siquiera me había parado a pensarlo. Quizá porque siempre he confiado en que el tiempo, de alguna forma, pone todo en su lugar o tal vez porque nunca he creído que fuera posible el perdón sin el olvido.
 
Perdonar no es olvidar, es aceptar sin resentimiento ¿Pero es esto posible hacerlo de corazón? Evidentemente, depende de lo que haya que perdonar y a quién y por supuesto también del tiempo… No es que crea en el odio injustificado, pero sí creo que es lícito e inevitable como un sentimiento de rechazo ante un dolor infligido. Tampoco creo en la venganza, aunque sí me gustaría pensar que la vida al final pone a cada uno en su lugar. Con lo años me he vuelto incrédula sobre lo de 'todo se paga en esta vida' porque a la vista está que en muchos casos hay algunos que se escapan de rositas, como hay otras veces que pagan justos por pecadores.
 
Perdonar no exige poner la otra mejilla o exponerse con la herida abierta, tampoco nos obliga a ser amigos de quienes nos traicionaron. Ni amigos ni enemigos. Hay incluso quienes necesitarían más de un perdón, pero bueno en esos fangos no me meto que para eso ya está la conciencia de cada uno. Por eso, prefiero perdonar a que me perdonen porque así al menos uno tiene la oportunidad de recobrar la paz, la tranquilidad y el equilibrio. Ojalá en la vida no hubiera nada que perdonar, nada que lamentar y nada que olvidar.
 
 
Perdonar no quiere decir que olvidemos.  Nunca se olvida del todo. Tampoco creo que uno pueda plantearse perdonar como si estuviese conjugando un verbo, simplemente ocurre, simplemente deja de doler. Si lo piensas, es fácil perdonar, pero no tan fácil olvidar que has tenido que hacerlo...
 
Así  de profunda estoy hoy (y ahora me voy a dar un baño a ver si se me pasa).
 
 

martes, 25 de junio de 2013

Con un par...


Mira que me gusta Benedetti, pero hay una frase suya que me repatea tremendamente: “No somos cobardes, sino que no hemos encontrado aún nuestro coraje” Hombre, pues depende. No creo que se nazca con más o menos coraje, con más o menos valor o con más o menos coj… Aunque quién sabe igual hay un gen que nos predisponga a ello, pero eso mejor que lo diga Punset. El caso es que yo creo que la huida no ha llevado nunca a nadie a ningún sitio (por lo menos a ningún sitio bueno) El coraje o valor no es algo que puedas comprar en una tienda online, ni que te encuentres en la calle. En la calle con lo que sí te puedes encontrar es con bastante gente pusilánime, amedrentada por los reveses de la vida y con más miedo que vergüenza. Gente que no se enfrenta a sus problemas cuando los tiene y se llaman a sí mismos prudentes (pues no hijos míos, eso también es falta de coraje)
 
Y fíjate por donde querido amigo Benedetti que creo que los hombres son más cobardes –por regla general- que las mujeres (y que conste que esto no es un alegato feminista o igual un poco sí) El valor y el coraje lo sacas cuando te enfrentas a un problema, cuando buscas soluciones aunque no sirvan para nada, cuando el miedo no te paraliza y luchas sin tregua, porque si te escondes lo único que harás será agravarlo. El valor y el coraje es también asumir nuestras propias limitaciones y vivir con ello. La falta de valor, la cobardía lo convierten a uno en un ser cruel porque como decía Quevedo: “Lo más seguro es no ponerse en peligro” (ya se pondrán otros por ti)
 
Si el miedo es algo que todos sentimos, quién es más valiente, ¿el que no lo muestra y no lo afronta o el que lo afronta pero sí lo muestra? Ahí os dejo eso…

martes, 18 de junio de 2013

Peces de ciudad



“…Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel,

por mis sueños va, ligero de equipaje,

sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje,

luciendo los tatuajes de un pasado bucanero,

de un velero al abordaje, de un no te quiero querer.

Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar

al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar

labios que sacan de quicio. Mentiras que ganan juicios,

tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios

de los peces de ciudad, que mordieron el anzuelo,

que bucean a ras del suelo, que no merecen nadar…”

                                                           
                                                                   Joaquín Sabina



 
 

martes, 30 de abril de 2013

La piedra


No me llamo Candela. Ése es el nombre que le gustaba a mi padre. Tampoco Guevara es mi apellido, es parte del de mi padre y que no llevo puesto. Quizá (seguro) le puse ese nombre al blog en honor a su memoria, a una memoria llena de recuerdos que no pudimos vivir juntos y que hay momentos que como hoy echo de menos.
 
La vida me ha dado un cambio de 360º, un giro tan grande y brusco que caí de bruces al suelo. Después del noqueo, después de haber perdido la consciencia, las ganas, las fuerzas, me he agarrado a una piedra. Literalmente. La llevo encima todo el día y por la noche la pongo debajo de la almohada. La toco, le hablo, la aprieto cuando no puedo más, incluso la lavo. Me gusta saber que está ahí. No me he vuelto loca. La piedra es lo mejor que ha quedado de mí. En la piedra he concentrado la esencia de la vida, de la mía. Cada día religiosamente le doy las gracias por todo lo que me ha dado y por lo que está por venir. Le doy las gracias por mil cosas, por ayudarme a levantarme del suelo (las veces que haga falta, ando torpe), le doy las gracias por negarme a caer en el victimismo esteril, en la amargura enquistada que he visto en otros ‘noqueados’ y que me espanta. La piedra me recuerda que hay algo maravilloso ahí fuera esperándome. La piedra son los zapatos rojos de Dorothy en el Mago de Oz. Ayer me tomé una copa de vino con ella (con la piedra no con Dorothy), en realidad yo me bebí la mía y  también la suya (al fin y al cabo estamos muy unidas). Esta mañana desnuda frente al espejo y con ella en la mano, la apreté con fuerza y me vi tal cual soy.
 
Todavía hay días que se me para la vida. Literalmente. Me quedo quieta, estática, casi ni respiro, esperando un segundo cataclismo, esperando que todo sea un mal sueño. Esperando que se me pase el vértigo, las nauseas y el miedo. Y entonces me agarro a la piedra o ella me agarra a mí, vete tú a saber. Y vuelvo a dar las gracias por las pequeñas sorpresas que cada día me encuentro. Como la que me he llevado hoy, unas palabras escritas en el perfil de un desconocido que me han hecho saber que hay más piedras en el mundo. Hoy he sonreído con el corazón. Y es que prefiero tener una piedra en la mano que una china en el zapato.
 

martes, 2 de abril de 2013

La llave de la felicidad


El otro día leí una entrevista a Isabel Coixet. En ella decía que sus películas no trataban de gente feliz, porque ella no cree en ‘la felicidad’ como estado o como concepto. Me hizo pensar. La felicidad generalmente no se logra con grandes golpes de suerte que pueden ocurrir pocas veces. Los momentos de felicidad se consiguen con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
 
Lo bueno de la vida es tener siempre algo por lo que luchar, algo que esperar, y alguien a quien amar y saber que a la vez eres amado por ti mismo (y a pesar de ti mismo) así al menos, no sé si seremos más o menos felices, pero sí tendremos la certeza de no sentirnos perdidos.
 
Tendemos a pensar que ‘la felicidad’ depende de las circunstancias, de lo que tenemos o no tenemos, de lo que puede ser y de lo que tal vez no sea nunca. Y lo cierto, es que ‘la felicidad’ es tan sólo una opción personal.
 
Para mí la felicidad es disfrutar de cada pequeño instante con la persona que amas. Esos instantes que con sólo recordarlos te hacen desear con todo tu corazón, que pase lo que pase, haya un futuro con más.

martes, 29 de enero de 2013

Nada volverá a ser como antes


Ya no podré volver a ver el mundo con los mismos ojos de antes. La vida se ha dejado sentir a base de bien.  Y esto no viene porque sí. Acabo de entrar en una nueva ‘etapa’: oficialmente soy cuarentañera. Dicen que a los 40 haces balance de los objetivos cumplidos. Pues hombre, si lo hago, objetivos cumplidos lo que se dice cumplidos pues no muchos… Pero bueno como dicen que los 40 de ahora son los nuevos 30, me quedan diez ¿no?
 
Nunca hubiera podido imaginar que mi vida a los 40 fuera tal y como es. Ya ves, la realidad supera casi  cualquier ficción. Tranquilos, no voy a perder ni un segundo en enumerar mis objetivos no cumplidos. Estaría bien que inventasen una crema milagro que eliminara las ‘heridas de guerra’ y lo dejase a uno como nuevo o quizá una pastillita que nos sirviese para resetear la mente.
 
Ya nada volverá a ser como antes. Todo ha cambiado en general. A mí que siempre me ha gustado ver el lado positivo de las cosas (una vez pasado el ataque de histeria inicial) me da pavor no poder vérselo al panorama que tenemos por delante. Vaya tela. Cuanta más crisis, más miserias salen al descubierto y más escondidos, casi hasta desaparecer, quedan valores como la ética, el respeto, la compasión e incluso la humanidad, que en sí mismo, no es un valor sino algo inherente a las personas. No hace falta que me inyecte botox porque ya tengo cara de perpleja la mayor parte del día. Que mal arreglo le veo a todo. Esto no hay ni tijera ni aguja ni botox que lo arregle…
 
No estoy en crisis (al menos, no, por el momento). No tengo tiempo ni tampoco ganas, es lo bueno de esta edad. El balance hasta ahora es, cuanto menos, exótico/ecléctico. Si miro hacia atrás, veo que la vida me ha regalado a base de ‘sorpresas’ otra visión del mundo, menos superficial, menos dramática y por qué no decirlo: más dura. Eso sí, he recuperado la mirada interrogante y a veces perdida de los niños, cuando no saben qué les deparará el futuro. Quién lo iba a decir a  estas alturas de la película.
 

martes, 18 de diciembre de 2012

Un poquito de esperanza para todos



El 21 de diciembre de 2012, según algunas profecías se acaba el mundo. Ahora resulta que no (mucho mejor) que sólo es un cambio de era ¿Quizá una oportunidad? Quién sabe… A mí me gustaría pensar que sí. No tengo ningún propósito especial para 2013, lo único que le pido a la vida es no perder la ilusión, la esperanza, las fuerzas, las ganas. Quiero poder disfrutar de cada pequeño detalle, de cada instante.
 

El otro día oí a expertos en inteligencia emocional afirmar que hay estudios que demuestran que una palabra o un gesto negativo pesan o afectan cinco veces más que uno positivo. Eso es mucho y da para pensar aún más.
 
Me acaban de enviar la nueva campaña navideña de un marca. Me parece genial. La recomiendo:
 


 

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS

 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Efímeros y frágiles



A la vuelta de vacaciones es uno más consciente de lo ‘efímero’ de la vida, especialmente de las cosas buenas. El recuerdo del mes de julio está aún visible en mi dedo tullidito. No me ha quedado estupendo, todo sea dicho de paso. La movilidad se recupera lentamente y la forma recuerda más a la de un bichejo que a lo que había antes. Qué frágil es todo. Qué frágiles somos ¿Cómo nos puede cambiar la vida en menos de un segundo? Las cosas que siempre pensabas que nunca te pasarían a ti, pues pasan, hay veces que como una apisonadora. Y lo dejan a uno frágil, más consciente que nunca de lo vulnerables que somos. Todo es efímero. Con las desgracias, eso sí, uno se vuelve menos exigente con la vida y con uno mismo (por lo menos mientras te dura el susto en el cuerpo, ya veremos luego)

No estoy negativa, en absoluto. Además ya he hecho las paces conmigo misma. Estoy tranquila. Disfrutando de las pequeñas cosas de lo cotidiano. Aceptando lo que viene y consolándome con aquello de que siempre todo podría ser mucho peor o de que no hay mal que cien años dure (el que más os guste)

No sólo me corté algunas cosillas del dedo (como el tendón, nervios, venas y eso… na’!!) he ‘cortado’ con muchas cosas y también con algunas personas o más bien con la relación que tenía con ellas (yo me entiendo). Estoy más sola, es cierto, pero también más liberada (tranquilos que sigo casada). He cortado un pedacito de cordón umbilical que estaba a punto de asfixiarme.

No sé lo que nos espera el resto del año (yo a la ‘prima’ la veo chunga y el rescate no creo que vaya a hacer honor a su nombre). Sólo espero, como el libro de García Márquez: ‘Vivir para contarla’ y si es aceptablemente feliz y tranquila pues mejor que mejor.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Ante las cifras, humanidad

Últimamente todo se reduce a cifras. La lógica y frialdad de los números (y por qué no la soberbia decimal y la vileza del porcentaje) se han impuesto a la humanidad, a la ética, a la esperanza, a las buenas palabras. Yo soy de letras, elegí letras puras en el Instituto. Buenos tiempos aquellos, qué lejos quedan. Llevo semanas rememorando la ingenuidad de la adolescencia. Me repito cada mañana aquella frase de Kipling que tanto me marcó hace muchos años: Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila cuando todo a tu lado es cabeza perdida; si tienes en ti mismo una fe que te niegan…”

En estos días en los que todos le estamos viendo las orejas al lobo, quiero sacar fuerzas de cada una de las palabras que Einstein dijo sobre la crisis http://queridacandela.blogspot.com.es/2012/05/la-crisis-segun-einstein.html. Y ante la calculadora y cifras de mi jefe, sólo me vienen las palabras de Benedetti:No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo…”
Son los tiempos de la soberbia, la inclemencia, la intolerancia y la insensibilidad. Son los tiempos de una incertidumbre devastadora. Tiempos crueles donde se ve realmente las formas y el fondo de cada uno. Y todo esto dará pie a la generación 'del sálvese quien pueda' o como diría un buen amigo  al 'mariquita el último'.
Yo hoy me quedo con las palabras, los números ya los han elegido por mí.

miércoles, 25 de abril de 2012

La voz usada

El otro día en un reportaje en el telediario, del que no recuerdo casi nada, me llamó la atención la frase del periodista: ‘…con la voz usada’. Qué hermosa. 'La voz usada', me dio para pensar en tantas frases dichas, en tantas historias contadas, en tantas y tantas palabras…

Me hizo pensar en la vida, en las ganas atropelladas, en las esperanzas desencantadas, en el corazón fragmentado, y en todos los sentimientos vividos que a veces nos  dejan la voz ronca, cansada, tanto que te quedas mudo y con un hormigueo en los labios musitas en silencio casi todo. Un rezo. Una plegaria. Un ruego que proviene de una voz usada.

No sé por qué me vino a la mente un libro: La sonrisa etrusca de José Luís Sampedro. Os lo recomiendo.

martes, 27 de marzo de 2012

Invisible

La mujer invisible
“Hacía ya tiempo que Laura había empezado a hacerse invisible. Tenía esa edad en la que dicen que las mujeres se sienten más serenas y a gusto consigo mismas… Esa edad en el que la piel cede poco a poco ante la gravedad y tiene otra textura. Esa edad en la que ya los hombres no se giran tanto a mirarlas por la calle. Cada vez había menos espejos en su casa: uno en el baño, otro en la entrada. No porque no quisiera verse, es que ya no lo necesitaba tanto. A los cuarenta, Laura sabía que ya no era la de antes. Y no sólo lo había aceptado sino que había contribuido a ello inconscientemente, claro, seguro que como mecanismo de defensa: Laura se volvió invisible.


No sabía muy bien cómo había empezado todo el proceso, en parte se había visto obligada a olvidarse de ella misma…  No fue difícil. Los acontecimientos se encadenaban unos a otros. No había tiempo casi para pensar, ni tiempo para recordar, ni tiempo que perder…”


Así empieza un relato que a mí me gusta mucho y con el que últimamente me siento muy identificada. Me estoy volviendo invisible. Y cuando descubro a alguien mirándome me sorprende y me ruborizo ¿Tengo la autoestima por los suelos? Seguro, algo hay de eso. Hay veces que me miro en el espejo sin verme, tengo la cabeza en mil cosas y para una vez que me tengo justo enfrente no desperdicio el tiempo contemplándome. He perdido las artes de la seducción, me cansan enormemente. No estoy preocupada (es lo bueno de los años) sé que es una etapa que da paso a otra que exploro y exploro en busca de respuestas. Eso es lo que hago delante del espejo. Igual debería detenerme a contemplar mi reflejo: las nuevas arrugas, las canas; detenerme a contar los lunares; tocar esta nueva piel; oler este cuerpo diferente. Hace años que no me miro el trasero y desde ese momento convivimos en paz: yo le ignoro y él campa a sus anchas. No me he vuelto una dejada ni nada por el estilo, simplemente no es el momento. No quiero obsesionarme por mí (más de lo que estoy jajaja), estoy en una etapa de ignorarme (un poquito) antes de llegar a aceptarme completamente.

Para terminar este post de forma positiva, diré como lo hacen las revistas femeninas que: bebo dos litros de agua al día, duermo un mínimo de 7 horas, hago ejercicio de forma regular y cuido mi alimentación.


viernes, 16 de marzo de 2012

La dulce espera

Cuando era pequeña no entendía esta frase: La duce espera. La traducía como ‘lo dulce es la pera’, ‘la Dulce (una mujer rotunda) espera’… Pero no lo asociaba al embarazo y ahora tampoco. Sí es cierto que hay mujeres embarazadas que tienen una ‘dulce espera’ pero no todas, en absoluto.
Y, ¿cómo podríamos llamar a las madres que esperan un hijo en adopción? ‘ Sin dulce: espera y desespera’, porque esa es la realidad de las madres adoptantes: la desesperación, la incertidumbre al cuadrado, la soledad… Lo único dulce que tienen son sus sueños. Sueños de mujeres valientes o inconscientes, quién sabe, que darían la vida por el hijo de otra mujer que desearía no estar ni esperando ni desesperando.
Así es la vida.