Tengo un problema con las maletas. Lo mismo me pasa con los
bolsos. No sé sintetizar. Estoy en ello. En serio que lo intento, pero soy la
reina del ‘por si’. Es ver una buena maleta, grande, con sus ruedas y pensar
que me puede caber la vida entera. Y, ¿un bolso grande? Pues lo mismo, incluso
peor, ¡qué cada día es una aventura oiga y una tiene que ir bien preparada!!!
Yo veo una maleta y pienso: a ti guapa que
no te farte de na’. Soy consciente de que lo que yo entiendo por
sintetizar en realidad es poner poco pero más variado.
Me he dado cuenta que lo mismo me pasa con el monedero. El
otro día me obligué a reducirlo a la fuerza. Me compré uno más pequeño. No
queda otra, me dije. El resultado: ahora llevo dos monederos minúsculos que
nunca encuentro en un bolso enorme que no me atrevo a disminuir por si… Ni qué
decir tiene que no me acerco a las mochilas que yo soy muy capaz de producirme una
lesión de espalda.
Tengo una maleta que no toco, siempre está y estará a rebosar, petada.
Una maleta llena de libros. Manuales de supervivencia, la enciclopedia de la
vida, seguros de subsistencia, instrucciones de uso y disfrute, convenios que
regulan recuerdos y muchos, muchos contratos vitalicios con otros tantos anexos
por si se me ocurre cometer el mismo error dos veces.
La última maleta que hice conseguí 'llenarla' con poco, lo justo y un poquito más. Cuando llegué a mi destino eché de menos cosas, pero me sentí ligera, abreviada. Respiré hondo y disfruté del aire y del espacio.
1 comentario:
Me emociona miles llegar a un rincón y verme en la lista de lo que no te pierdes!!! Besazos
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