jueves, 3 de octubre de 2013

La cuneta llena de cadáveres


Cuando en tu historial sentimental lo tienes plagado de cadáveres en la cuneta, está claro: eres un psicópata emocional.
 
Normalmente estos especímenes van de relación en relación –de cadáver en cadáver-, prácticamente como los monos, que no sueltan una rama hasta tener otra bien cogida. Como todos los psicópatas empiezan con ‘piezas menores’ para luego terminar con su ‘peculiar obra de arte’. Y, ¿cómo es que consiguen tantas víctimas? Pues porque pasan desapercibidos, porque son encantadores, cercanos, ilusionistas del amor y porque las consecuencias de sus actos solo afectan a la persona que tienen al lado. Nadie va a encontrar marcas físicas en tu cuerpo, pero ándate con los ojos bien abiertos porque son lobos con piel de corderos. Darán tal zarpazo a tu vida que es posible que tú también termines en una cuneta.
 

No se suelen conformar con sexo fugaz, ellos son más de relaciones estables para así poder desplegar toda su sintomatología con cada una de sus ‘victimas’. Se van sofisticando con los años, pero en el fondo siguen repitiendo patrones. No olvidemos que la seducción es la base que permite el acto psicopático y se produce mediante una transferencia donde la propuesta del psicópata encuentra su sitio en las necesidades del otro, porque son muy hábiles para detectarlas. En la seducción el psicópata necesita que el otro esté de acuerdo, para lo cual usa su persuasión y su encanto... Pueden llegar, incluso, a mimetizarse durante mucho tiempo con su pareja para transferirle ‘sus deseos e ilusiones’ que jamás, jamás serán reales y así cuando cometa ‘el homicidio’ poder sentirse un poquito menos culpable (al fin y al cabo ella estaba de acuerdo)
 
Todas las relaciones están cortadas por el mismo patrón, claro que hay con algunas que se esmeran más y las terminan bordando. Llenan las mentes de las futuras difuntas de deseos, ilusiones, de ganas porque huelen las carencias como alimañas, para luego torturarlas antes de arrebatárselas todas de golpe. Me recuerda al toro de lidia: los cuidados en el campo, el engorde para luego terminar en una plaza de toros, medio desangrados con una espada clavada en el cogote. …  Y hala otro cadáver para la cuneta. Y así suma y sigue.
 
No te confíes de su apariencia, no confíes jamás en sus palabras. Será capaz de dejarte sin nada, será capaz de todo, porque los psicópatas emocionales no pueden empatizar jamás con el dolor que infligen, una vez que dejas de ser su objeto de deseo y se cansa del juego, para ti será demasiado tarde porque habrás caído en sus redes y te conviertes, irremediablemente, en el siguiente cadáver.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cariño, estos no son psicopatas emocionales, son HP... de toda la vida.El mundo está plagado de ellos definitivamente.

Besos

C.

Pandora dijo...

Genial la comparación con el Toro de Lidia. Engordar, engordar para finalmente matar... Lo peor de esas relaciones no es la ruptura en sí, es lo que ves y de lo que te enteras después que te llevará a cuestionar si algo de lo que sucedió fue verdad.... ¡Malditos!

Candela Guevara dijo...

Exacto Pandora. Te quedas con una sensación de irrealidad tremenda, como si te hubieran estafado un pedazo muy grande de tu vida ¿Todo ha sido mentira?? Seguramente una gran parte.