Ayer no hubo más hombre para mí que Pepe. Me explico: mientras realizaban trabajos de catalogación
del Museo de la Alhambra apareció, escondida en un artesanado mudéjar de
una antigua iglesia de Granada, la carta de amor que un tal Pepe escribió
a su amada en 1921 ¿Por qué sacar a la luz en un telediario una
noticia así?? 92 años tampoco es tanto tiempo, y el vocabulario utilizado era tosco, nada
del otro mundo. Todavía si fuese un papiro....
En la era de las redes
sociales, donde el teléfono sustituyó a la carta, el email al teléfono y el
whatsapp a todo, ¿nos emocionamos con una carta de amor? Pues me parece que sí.
Ayer recordé las primeras cartas de amor que recibí de un chico del pueblo de
mi familia. Y las encontré. Qué tiempos aquellos. Echo de menos cómo nos
comunicábamos entonces o quizá lo que eche de menos, un poquito, es
esa época. Los primeros besos, las mariposas en el estómago, el tonteo previo y
esas palabras de amor.
Ahora lo abreviamos todo: las palabras, las
declaraciones, las despedidas. Poco sitio queda para hacer las cosas como Dios
manda, con su poquito de sentimiento, de romanticismo, de tacto, de todo. Es lo
que tiene la vida moderna. Desde luego hemos salido ganando en muchas cosas... Estamos tan comunicados para decirnos tan poco.
Ayer si me dan a elegir me hubiese quedado con Pepe y su carta, esperándole en una iglesia con artesonado mudejar en algún pueblo de La Alpujarra.
Ayer si me dan a elegir me hubiese quedado con Pepe y su carta, esperándole en una iglesia con artesonado mudejar en algún pueblo de La Alpujarra.