Dicen que saber decir NO es propio de la madurez. Yo creo
que lo es más el saber aceptar un NO sin que pasa nada. Cero dramas. NO es no.
NO, no significa: estoy confundida, tampoco que necesito un tiempo, ni que esté
hormonalmente inestable, ni dolida, ni loca, ni pedo, ni gilipollas, ni egoísta…
Aceptar un NO, no es moco de pavo –ni de pava-. La mayoría de los NO que se
pronuncian se basan en la experiencia, en sentimientos, en hechos concretos,
algunas veces son fruto del miedo –claro que sí-. Puñetero monosílabo que se enfrenta
a egos descomunales!!
Intento practicar la asertividad tanto como me dejan.
Porque aunque, NO es no, hay personas que no terminan de entenderlo. Hay
momentos en la vida que uno no tiene demasiadas opciones, sólo queda seguir y
tragar monosílabos a tutiplén. Pero hay otros en los que decides qué quieres
hacer y qué no y sobre todo a quién quieres en tu vida y a quién no. Y no
debería pasar nada. NO es no. No le demos más vueltas.