lunes, 25 de marzo de 2013

¿El último intento???


Yo no tengo hermanos. Me crié con animales (que nadie se eche las manos a la cabeza que nada que ver con Mogly). Quizá por eso me enternecen de una manera muy especial. Cuando era pequeña y pasaba muchos ratos sola, que los pasaba, siempre había algún bicho mamífero o no al que achuchar.

Pero han sido, sobre todo, los perros que he tenido los que más me han dado y los que más, también, me han enseñado. Será por eso que hay días que me siento algo perruna.

Cuando fuimos a recoger a mi última perra (en realidad no estaba decidido que nos la quedásemos), fue ella la que nos escogió a nosotros. Se metió en el coche directa, se tumbó y nos miró como sólo saben hacer los animales. Ya está: había entrado en nuestras vidas, para quedarse. Mi peludita es uno de tantos perros abandonados y uno de los pocos que tienen una segunda oportunidad. Pero todo tiene un precio, se escapó de la muerte por los pelos y desde entonces vive como una fugitiva. Nunca he tenido un animal tan noble como ella, tan dulce, tan buena y que tenga que visitar tanto al veterinario. Nos hemos empeñado en salvarla, una y mil veces y hasta ahora lo hemos conseguido…
 
Hemos decidido que éste es el último intento; que no pasamos de las 5 pastillas que se toma al día, de las 3 visitas semanales al veterinario (cuanto menos), de las pruebas y más pruebas al mes. Pero… Ay cuando me mueve el rabito como un helicóptero, ay cuando se tumba como una dorada a la espalda y me ofrece su tripilla sonrosada, ay cuando me lanza un ladridito para que la ponga de comer, cuando se hace una rosquilla sobre mis piernas. Ay cuando me mira como aquel día, en el coche. Ay.

viernes, 8 de marzo de 2013

El Día Internacional de los Derechos de la Mujer

En 1977 la ONU proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer. Unos ‘pocos’ años antes nacía yo, en un país donde no se podía:
  • Firmar un contrato de trabajo, sacarte el carné de conducir, pasaporte o abrir una cuenta bancaria sin una autorización de tu marido.
  • No podías casarte por lo civil o divorciarte y si te casabas perdías tu apellido.
  • Ser protegida de manera integral contra las agresiones machistas o cualquier tipo de maltrato. Es más, hasta pocos años antes había una ley que permitía ‘el privilegio de sangre’ es decir, tu marido te podía matar si te sorprendía con otro hombre… Bueno esto no pasa ya en España pero sí en otros países.
  • Tampoco estaba permitido tomar anticonceptivos o abortar (cuando, por supuesto, ser madre soltera era una deshonra para todos y a los niños no reconocidos por su padre se les invertía el orden de los apellidos)

Sin la lucha de muchas mujeres valientes que reclamaron estos derechos y algunos más, no podríamos disfrutar de lo que hoy consideramos algo normal.